La Atalaya es un proyecto de educación activa y vivencial en la naturaleza. Nos encontramos en una comunidad rural, donde muchas familias llegan a criar alejadas de la ciudad.
Nos mueve la emoción por acompañar a las criaturas de una manera respetuosa, disfrutando el camino, cuidándonos y compartiendo la alegria de aprender, descubrir y explorar juntas, sin dejar de sorprendernos por los desafíos que nos depara cada día.
Hemos ido probando, a lo largo de diez años, diferentes formas de organizarnos y de acompañar a las niñas y niños, y actualmente somos un equipo de cuatro adultas acompañantes que toman las decisiones (el corazón) y un montón de familias con criaturas que le dan vida y color a este proyecto (nuestro motor!).
En los últimos tiempos hemos habitado varios espacios distintos, pero de todos hemos tenido que marcharnos.
Nada crece sin raíces, por eso, cansadas de andar como caracoles con nuestra casita a cuestas, buscamos un lugar del que nada ni nadie nos pueda echar. Un lugar donde enraizar para poder crecer. Una tierra en la que la vida de La Atalaia pueda desarrollarse tranquila y segura, esparciendo sus semillas y viendo madurar sus frutos.
Por eso hacemos este Crowfunding, para conseguir nuestro sueño de habitar una tierra colectiva. Queremos adquirir un terrenito y sembrar en él dos construcciones, dos espacios que puedan acoger como se requiere a nuestros dos grupos de edad. (Una para las criaturas más chiquitas y otra para las más mayores).
También necesitamos invertir un poquito en mobiliario de calidad, estanterías y mesas robustas y bien hechas... Hasta ahora hemos ido reciclando muebles que nos han prestado buen servicio, pero andamos siempre con patas volando, estantes que se derrumban y sillas desvencijadas.
Y por último necesitamos otro pequeño acopio para materiales y libros... No paramos de crecer y hace falta renovarse.
Con un granito de arena de cada persona que nos quiera apoyar, podremos construir los pilares de está Atalaya, para que desde ahí arriba, en lo alto... Las peques de nuestro pueblo puedan seguir trepando y aprendiendo, en respeto y libertad.
Gracias por apoyarnos, ¡con tu gotita de agua nuestras semillas podrán germinar! 🌱
Descripción del proyecto. Características, fortalezas y diferenciales.
La Atalaya es una escuela activa, donde el aprendizaje se produce de manera vivencial, es decir, viviendo desde dentro hacia fuera todos los procesos.
A partir de unos límites claros y sensatos cuidamos que las niñas puedan explorar y transitar las diferentes etapas de su desarrollo, respetando sus necesidades y sus ritmos, sin imponer unas pautas comunes, contemplando a cada criatura como lo que es: un ser único e irrepetible con sus propias características. Evitando las comparaciones, el juicio y las expectativas. Abrazando las emociones.
Queremos permitir que cada una constuya su identidad a su manera, escuchándose y dejándose guiar por esa intuición innata con la que nacemos las personas, esa curiosidad que en un espacio seguro nos impulsa a probar y a repetir, a descubrir y cuestionar, a tantear y asumir desafíos... Nos gusta alentar su capacidad de decidir, fomentando la autonomía y agradeciendo los errores, que tanto nos ayudan a aprender.
Para nosotras es fundamental vivir en contacto con la naturaleza, aprender de ella, cuidarla y cuidarnos, disfrutar la inmesa libertad que supone poder crecer al aire libre, disfrutar de la lluvia y de los charcos, de trepar, de saltar por las piedras, observar a las hormigas y buscar renacuajos, probar las plantas comestibles, recoger frutos y encender la estufa con las ramitas que recogemos en los paseos.
En un mundo cada vez mas tecnologizado nuestro proyecto busca el silencio lleno de sonidos de la naturaleza, el ritmo lento e imparable de las estaciones, las habilidades físicas que brinda poder explorar un entorno natural salvaje, sin modificar por el ser humano.
Aunque la vida cambia a un ritmo frénetico, el objetivo de la Atalaya es permanecer un poco al margen de las pantallas; volver la vista atrás y seguir aprendiendo de la sabiduría acumulada por nuestros ancestros a través de diferentes trabajos como la agricultura, la alfarería, la mecánica y otras profesiones que nos rodean; por eso tratamos de acercarnos a los oficios tradicionales y tejer redes colectivas en nuestro entorno, intentando que la escuela forme parte de la vida comunitaria, compartiendo los saberes que nos rodean y conociendo a las personas que los llevan a cabo.
Además del juego libre, la exploración de la naturaleza y la adquisición de técnicas concretas, tanto creativas como mecánicas, también aprendemos mucho de los libros, ¡claro! y del material estructurado manipulativo, que nos permite comprender ideas abstractas de forma sensorial. Para ello contamos con mucho material ideado por María Montessori, que conduce a las criaturas a adquirir conocimientos cada vez más complejos partiendo de la experimentaciòn sensorial, de una manera autónoma y manipulativa.
También tomamos elementos de otras fuentes, y no paramos de buscar todo aquello que nos pueda servir para para seguir poniendo piezas en el puzle infinito que es el proceso de aprender.
Tratamos de aplicar el apoyo mutuo y la cooperación en todas las variantes posibles, para tener presente en todo momento que un montón de preciosas individualidades se interrelacionan formando un todo, en el que cada una de sus partes es importante y única.
Los acuerdos y el trabajo colectivo son fundamentales en La Atalaya para convivir en armonía. Todas y todos nos necesitamos para ser exactamente lo que somos.
Motivación y a quién va dirigido el proyecto
La Atalaya es un proyecto enfocado a familias que quieren vivir la crianza en un entorno natural, disfrutando de la naturaleza y sus ciclos vitales, muy alejados de los que marca la vida urbana.
Nuestro proyecto está pensado para personas que viven la crianza de manera consciente y respetuosa, y que buscan para sus criaturas un lugar en el que estos sean los pilares sobre los que se constrye todo lo demás. Familias que desean que sus hijas e hijos puedan desarrollarse de manera libre y autónoma, pero siempre acompañadxs en sus emociones, necesidades e intereses.
Creemos que es muy importante que existan alternativas a la escuela tradicional y en el medio rural es vital impulsar proyectos que dinamicen y vuelvan a llenar de vida y de energía pueblos como el nuestro, que hace 15 años se había quedado bastante despoblado y prácticamente sin niños.
Desde que empezaron a darse en este lugar proyectos educativos, han ido llegando a la zona multitud de familias con criaturas. Entre todas contribuimos a recuperar tierras que no se cultivaban, reactivamos un poco las economías locales, (alquilando casas, comprando en los mercados y tienditas locales), aprendemos y continuamos algunas profesiones tradicionales, recogemos las aceitunas que los viejitos ya no pueden cosechar y aportamos otros saberes que aquí no se daban... En definitiva, La Atalaya y las familias que se van sumando, contribuimos a dinamizar el medio rural en el que estamos.
Muchas personas mayores de la zona nos agradecen la alegría que trae consigo el ruido de las risas y los gritos de los peques, en unas calles que por un tiempo, llegaron a quedarse apagadas y silenciosas.
Una escuela viva, es también un entorno rico y activo.
Experiencia previa y equipo
Nuestro proyecto está timoneado por cuatro mujeres que formamos el equipo pedagógico y que estamos al pie del cañón de La Atalaya. Provenimos de formaciones y experiencias diversas que consideramos muy enriquecedoras a la hora de acompañar a las niñas y niños en la exploración y comprensión del mundo desde el máximo respeto hacia la infancia, las etapas del desarrollo y los procesos individuales.
Las trayectorias de cada una de nosotras han sido de lo más diferente; somos un entramado multidisciplinar con un bagaje personal y profesional que proviene de diversas áreas del conocimiento. Navegando procedentes de los ámbitos del arte, la música, la antropologia, la comunicación audiovisual, el teatro y la salud, lo que nos ha unido es nuestro gran amor hacia la infancia y el acompañamiento respetuoso de los procesos de aprendizaje. Las cuatro venimos de lugares distintos, dos de nosotras hemos vivido durante años en México, y de allí nos hemos traído una maleta llena de experiencia en la creacióǹ y participación de proyectos de educación alternativa, tanto en el nivel de infantil y de primaria, como en la universidad, en poblaciones urbanas y en comunidades indígenas.
Hemos trabajado con organismos públicos y con proyectos autónomos, hemos acompañados a critaturas desde los dos años hasta la juventud, dentro y fuera del aula; en lo académico y en lo lúdico, haciendo talleres, campamentos, rutas ambientales, cuentacuentos... Hemos trabajado con los servicios sociales, en proyectos de atención a la diversidad funcional, con comunidades autogestionadas, en barrios obreros, en ciudades grandes, en colegios públicos y en escuelas libres. Hemos trabajado muchas veces por vocación, sin cobrar, hemos arrancado numerosos proyectos y colaborado en muchos otros.
A pesar de nuestros distintos puntos de partida, nos hemos encontrado en un lugar común, compartimos aquello que nos une: el deseo de dar vida y dotar de raíces a este proyecto educactivo; juntas queremos seguir construyendo esta Atalaya, en la que volcamos todos nuestros aprendizajes y saberes, toda nuestra experiencia y nuestros descubrimientos pasados, nuestras ideas y visiones del mundo.
En los últimos años nos hemos ido centrando y acercando cada vez más a la infancia a través de la maternidad (de dos de nosotras) y de la formación específica en pedagogías activas. Hemos recibido formación como Guías Montessori en la etapa de Casa de Niñ@s (de 3 a 6 años) y de Taller (de 6 a 9 años), así como cursos sobre algunos aspectos de la pedagoǵia Waldorf, la Expresión Creadora y distintos cursos y talleres sobre Educación Activa y Pedagogía Libre.
Consideramos que todo el conocimiento y la experiencia que portamos puede servir para impulsar el desarrollo cognitivo y emocional de las niñas y niños con las que convivimos, así como la profundización en disciplinas y campos concretos del aprendizaje como son el lenguale y comunicación, el pensamiento matemático, la exploración y conocimiento del mundo, el desarrollo físico, la salud, el desarrollo personal y social y la expresión y apreciación artística.