Los primeros días han sido durillos, no voy a mentir.
He tenido que poner en práctica todas las herramientas de las que hablo en la agenda.
Una se cree, y por una quiero decir yo, que ya lo tiene todo aprendido. ¡Tantos años de terapia y trabajo personal!
Las preguntas brotan como champiñones:
- ¿No ha servido para nada tanto trabajo?
- ¿Qué credibilidad tienen las actividades y recursos que contiene la agenda si yo no puedo gestionar la ansiedad que me provoca la incertidumbre y el ponerme en manos de otras personas para sacar adelante el proyecto?
- ¿Sobreviviré a la campaña? o
¿moriré en el intento?
Me respondo a mí misma:
- Sí, sí ha servido, pero no está todo aprendido ni todo el trabajo hecho. Esto va a durar tanto como dure yo en este planeta. El trabajo personal es un trabajo para toda vida. Como los hijos e hijas.
- Como explico al principio de la agenda, no hablo como profesional de la salud mental, no lo soy, sino como enferma. Además, sé que psiquiatras y terapeutas también tienen que reajustarse de vez en cuando.
- Sí, sobreviviré. O eso parece.
- Deja de exagerar
Utilizando las herramientas de las que dispongo, hablando con mi gente cercana y escribiendo, que forman parte de esas herramientas, he conseguido bajar el estrés a un nivel manejable.
Claro, todavía tengo miedo de no conseguir el objetivo mínimo, de que a nadie le interese este proyecto, de quedar de pesada cada vez que lo difundo..., pero, YA PUEDO MANEJAR LAS EMOCIONES QUE DESENCADENAN.