Materia Botánica es un proyecto de investigación textil que explora residuos vegetales que provienen de la agricultura, para recuperarlos y extraer de ellos los tintes naturales con los que teñir ropa. El resultado de este proyecto ha sido la creación de una serie de prendas tejidas con lana y teñidas artesanalmente con los deshechos vegetales recuperados.
Este viaje comenzó como un proyecto experimental con el fin de descubrir las plantas que nos rodean, materiales no convencionales y encontrar sistemas de crear ropa sin sustancias sintéticas o tóxicas. Para evitar repercutir negativamente en el medio natural y los seres que lo habitan. Tras el estudio de tintura elegimos seis materiales de residuo vegetal que han dado color a prendas tejidas en lana merino: Jerseys, gorros, pasamontañas, bufandas, calcetines y mantas. Básicos atemporales y de género neutro que se centran en la calidad y durabilidad, con el objetivo de hacer una de esas prendas que se hereda de una generación a otra.
Buscando reflexionar sobre los sistemas de producción actuales, podemos replantearnos nuestra forma de crear: ¿Podemos producir al mismo ritmo que los tiempos que marcan las estaciones? ¿Podemos imitar la forma cíclica que tiene la naturaleza de crear? Estas cuestiones nos ayudan a deconstruir los sistemas actuales de consumo y producción masiva, y nos guían para redefinir el concepto de residuo.
Este proyecto es el resultado de un trabajo colaborativo entre agricultores, ganaderos, artesanía y herencia cultural.
En 2022 este proyecto fue becado por una convocatoria de investigación textil, financiada por la UE y mentorizado por AITEX (Centro de Investigación e Innovación Textil). Gracias a esta oportunidad que dió paso al estudio de más de 50 materias tintóreas de residuos vegetales, se han ido seleccionando diferentes plantas, frutos, cáscaras, todos ellos deshechos cedidos por agricultores y empresas de la industria alimentaria.
El nombre Materia Botánica viene de la materia prima, elementos vegetales, residuos que recuperamos para darles una nueva vida: dar color a la ropa. Los tintes naturales nos dan la posibilidad de conseguir prendas libres de sustancias nocivas al mismo tiempo que promueven la recuperación de un oficio tradicional. A través del trabajo manual recuperamos el entendimiento de la materia, salimos de los procesos rápidos, estandarizados e industriales y re-conectamos con la naturaleza del tiempo y la materialidad.
Con este proyecto se busca profundizar en las relaciones con la tierra y con los productores que la trabajan, reinterpretando elementos de lo cotidiano, que habitualmente son infravalorados y pueden ser suprareciclados.
Nos fijamos en las plantas, sus propiedades tintóreas, la permacultura, el pastoreo, los tiempos cíclicos de la naturaleza y su papel cultural, para aprender de ello y trasladarlo al sector de la producción textil.
Redefiniendo el concepto de residuo
Se han estudiado las posibilidades tintóreas de cada residuo vegetal mediante técnicas artesanales de teñido y usando fijadores minerales y vegetales (no bioacumulativos). Con la durabilidad y cercanía como premisa, se han escogido estos residuos:
- Huesos de aguacate
- Cáscaras de cebollas moradas y amarillas
- Cáscaras y hojas caídas de castaño
- Cáscaras de granada
- Pericarpo de la almendra
Durante un año de investigación, conectamos con agricultores y empresas del sector alimentario locales y de toda la península, trazando una red de colaboradores que nos facilitan materia prima para el estudio. Esta materia prima normalmente es deshechada, quemada o infravalorada. Utilizando estos residuos elevamos su valor y generamos oportunidades que podrían beneficiar a la economía de los agricultores. Tras la recolecta de residuos hay un proceso de clasificado, limpieza y conservación que actualmente se ha hecho con herramientas y recursos limitados y tras este crowdfunding se espera poder conseguir la financiación para mejorar un sistema que facilite este trabajo.
El proceso de teñido con plantas es totalmente impredecible. Aunque estos colores pueden parecer menos sólidos o uniformes respecto a los tintes sintéticos, el efecto de aguas muestra que el color está vivo y la irregularidad del pigmento hace irrepetible cada prenda.
Una de las características más interesantes de los tintes botánicos son las propiedades medicinales de las plantas usadas. Gracias a un estudio de cultivo bacteriano hemos encontrado que estos tejidos conservan las propiedades antibacterianas de algunas de las plantas utilizadas una vez ya habían sido teñidas. La propiedad antibacteriana ayuda a que la prenda se mantenga limpia más tiempo reduciendo olores e inhibiendo el crecimiento de bacterias y ácaros de forma natural. Teniendo en cuenta que la piel es el órgano más extenso y la primera barrera que nos protege del exterior, es lógico que utilicemos tejidos libres de componentes químicos, tóxicos y disruptores endocrinos.
El uso de las plantas como tinte va más allá de ser una alternativa a los tintes sintéticos, además de recuperar una técnica tradicional, la tintura vegetal da vida a la ropa y es una forma simbólica y ritual de establecer conexiones entre nuestros cuerpos y la naturaleza.
Lana merina autóctona
Para crear las prendas de este proyecto hemos buscado una lana merino autóctona de ganadería extensiva. Ha llevado mucho tiempo de investigación y visitas a proveedores y cooperativas ganaderas para encontrar una lana de estas características y que además sea una lana muy suave y que no pica.
La lana procede de dehesas de Extremadura, un sistema holístico que integra ganadería en libertad, silvicultura y agricultura con el ecosistema natural salvaje. La ganadería extensiva contempla aspectos clave como la crianza de razas autóctonas, la trashumancia y el bienestar animal. Este sistema tradicional de ganadería y pastoreo ha sido ejemplo de sostenibilidad, ayudando a controlar los incendios forestales, regulando los ciclos del agua y la calidad del suelo, ayuda a conservar el equilibrio entre la biodiversidad y los oficios que sostienen la vida en los entornos rurales. Los beneficios y mejoras en concepto de sostenibilidad respecto a la ganadería intensiva, que explota animales y naturaleza, son innumerables.
Durante las últimas décadas, el uso de la lana ha perdido su lugar en la península. Las grandes multinacionales de moda, deslocalizaron la producción aprovechando las políticas laxas de otros países en cuanto a responsabilidad laboral y medioambiental. Esto afectó profundamente a los oficios tradicionales relacionados con la lana y el textil. Conllevó a una disminución importante del empleo e hizo perder conocimientos, técnicas tradicionales y el entendimiento de una materia prima, que a día de hoy pocos colectivos conservan. Actualmente el aprovechamiento de la lana se ha vuelto una tarea difícil para los ganaderos y pastores, que llegan a considerarla un residuo, debido a que los pequeños ganaderos no llegan a tener las cantidades suficientes exigidas por los lavaderos, que su mayoría ya sólo trabajan a nivel industrial. Por ello sigue siendo muy frecuente encontrar grandes hogueras en el medio rural, donde la lana es quemada.
Un proceso circular, de la tierra a la tierra
La lana ha sido hilada en un taller de la Comunidad Valenciana. Mientras que el resto de procesos artesanales se realizan en Galicia, desde el teñido de las madejas de lana hasta el tejido de las prendas. La tejeduría de los calcetines es en colaboración con un taller artesano de León. Creamos una serie de prendas como jerseys, pasamontañas, gorros, accesorios y objetos textiles. Buscando hacer básicos atemporales de género neutro, centrados en la calidad, durabilidad y biodegradabilidad de la prenda.
El diseño de las prendas y su sistema productivo están basados en la economía circular y regenerativa, en la que el impacto sobre el medio natural es positivo. Repercutiendo en la reactivación económica y cultural del territorio.
En la naturaleza no existe el concepto de basura, cualquier deshecho se convierte en recurso o alimento dentro de su ecosistema. Este es el principio de la economía circular: un sistema de producción cíclico en el que se recicla, reduce y reutiliza con el objetivo de disminuir la explotación de recursos, materiales vírgenes y residuo contaminante. La coloración vegetal sobre tejidos naturales nos da la posibilidad de que la prenda, una vez ha llegado al final de su vida, pueda biodegradarse sin desprender toxicidad en la tierra.
OBJETIVOS
- PRENDAS LIBRES DE TÓXICOS: Crear prendas libres de químicos sintéticos y tóxicos. Ofrecer esta alternativa es necesaria para algunas personas que requieren tener un cuidado mayor con las sustancias en contacto con su piel.
- ELIMINAR EL USO DE SUSTANCIAS SINTÉTICAS: Reducir el uso de químicos sintéticos y tóxicos en el sector textil.
- IMPACTO REGENERATIVO: Encontrar e implementar sistemas productivos y creativos para el sector textil con un impacto regenerativo, para recuperar y conservar la biodiversidad natural, la riqueza cultural y la economía local.
- INVESTIGACIÓN E INNOVACIÓN: Investigar las infinitas posibilidades de color contenidos en las plantas y residuos que nos rodean.
- REDUCIR EL CONSUMO: Reducir el consumo de materiales vírgenes y recuperar materiales que están culturalmente infravalorados.
- RECUPERACIÓN DE RESIDUOS: Hallar un sistema para el proceso de recuperación de residuos vegetales, que facilite el proceso de secado, lavado, selección, almacenaje y conservación de la materia orgánica.
- COMUNIDAD: Construír puntos de encuentro de conocimiento compartido, una comunidad de personas para compartir saberes y experiencias alrededor de las plantas y sus usos, procesos creativos y artesanales. Un espacio colectivo de educación abierta, donde abordar temas vinculados a la producción responsable, prácticas regenerativas, al cuidado de la biodiversidad y la recuperación de la memoria colectiva.
La motivación de este proyecto es dar soluciones y alternativas al problema que causa la industria de la moda rápida. La producción textil es la segunda industria más contaminante del planeta. Uno de los principales problemas es la sobreproducción, de las que son responsables las grandes marcas que fabrican en países en los que la mano de obra es barata y las condiciones de trabajo son esclavizantes. Esto representa un problema ético y un claro ejemplo de explotación, tanto de las personas como de los recursos naturales.
El rastro tóxico de la ropa
Los tintes sintéticos llegaron en 1856 y sustituyeron a los tintes naturales porque eran mucho más baratos y fáciles de utilizar. Al dejar de usarse los tintes naturales desapareció una tradición y un conocimiento ancestral, un oficio y parte de una cultura popular cuyo conocimiento estaba conectado con las plantas, las estaciones y la conexión con los ciclos de la tierra. La mayoría de los tintes sintéticos son sustancias químicas derivadas del petróleo con un fuerte impacto medioambiental, conteniendo componentes tóxicos, cancerígenos y mutagénicos, que suponen un riesgo para la salud de las personas trabajadoras y usuarias además de daños irreversibles para la biodiversidad.
Los tintes textiles contienen metales pesados y tóxicos como el cromo, cobre, níquel y cobalto. Hay un alto riesgo de padecer trastornos y enfermedades derivadas de la concentración de estos elementos en el cuerpo. Especialmente se acumulan en especies acuáticas como los peces, afectando al resto de la cadena alimentaria, como los humanos. La piel absorbe las sustancias del tinte, un peligro para los trabajadores y habitantes de las comunidades cercanas a las fábricas. Los tintes tóxicos están presentes durante todo el ciclo de vida de la prenda, afectando también a los consumidores y cualquier persona expuesta al agua residual que deja la prenda a su paso.
Greenpeace (2012) en su campaña DETOX alerta de la presencia de NPE (Etoxilatos de nonilfenol), “Los NPE son sustancias intrínsicamente peligrosas, por eso cualquier uso de ftalatos o colorantes azoicos que puedan liberar aminas cancerígenas es totalmente inaceptable”. La ONG analizó 141 prendas de marcas como Levis, C&A, Mango, Zara, Calvin Klein, Jack&Jones, Marks&Spencer y Metersbonwe, en el 63% se encontraron altas concentraciones (por encima de los 1.000 ppm) de NPE. Además del NPE hay numerosos colorantes sintéticos que impactan en la salud de las personas, los componentes azóicos (prohibidos en muchos países) son capaces de liberar aminas cancerígenas, se encuentran en una elevada concentración en muchos colorantes del mercado.
La gestión de los residuos de tintes sintéticos es un tema grave, ambiguo y descontrolado, que a pesar de la legislación de algunos países es difícil de llevar a cabo, las normas no son las mismas en todos los países y de ello se aprovechan las grandes multinacionales. Incluso muchos de los colorantes sintéticos escapan a los procesos de tratamiento de aguas, persistiendo en el entorno.
Las consecuencias de estos procesos tienen fuertes impactos en el agua, se estima que se usa alrededor de 100–150 litros de agua para procesar un 1kg de material textil. Y se tiñen alrededor de 28.000 millones de kg de textiles anualmente.
La fuerza de las grandes marcas, la moda rápida y la economía de países del norte global han conseguido normalizar y quitar peso a una situación de alerta. Estamos continuamente expuestos a componentes tóxicos, cancerígenos, alergénicos, capaces de alterar nuestra salud y la de la naturaleza, al precio de seguir la tendencia y el ritmo de la moda.
Los casos de alergias e intolerancias a la ropa también son más frecuentes en las últimas décadas. Los tejidos que componen nuestra ropa así como la de nuestro hogar llevan numerosos procesos de coloración, blanqueado y acabados sintéticos. La presencia de sustancias tóxicas en la ropa puede llegar a desencadenar sensibilidad química múltiple, dermatitis de contacto y otras afecciones del sistema inmunitario.
Ser conscientes de los defectos de la industria de la moda nos da las claves para desafiar este sistema y encontrar nuevos caminos hacia la fabricación responsable. A través de la creación de productos tejidos y teñidos artesanalmente que revalorizan materiales usualmente rechazados, preservan sistemas de pastoreo extensivo, crean resiliencia y contribuyen a la conservación del hábitat y la fertilidad de los suelos.
¿A QUIÉN VA DIRIGIDO?
- A quienes buscan un consumo responsable.
- A personas que quieren usar prendas libres de tóxicos, o personas con afecciones de la piel o sensibilidad química, que necesitan utilizar tejidos libres de componentes sintéticos, tóxicos y disruptores endocrinos.
- Dirigido a otros proyectos, marcas, organizaciones, que quieran co-crear para desarrollar una propuesta/producto con tintura vegetal.
- A agricultores o empresas del sector alimentario que quieran recuperar su residuo orgánico vegetal y convertirlo en un subproducto.
- A las personas o entidades que quieran co-crear redes de conocimiento compartido donde abordar temas relacionados con las plantas y sus usos, producción creativa responsable, prácticas regenerativas y la recuperación de la memoria colectiva.
Materia Botánica es un proyecto de investigación impulsado por Almudena Cerezo, diseñadora textil, especializada en co-diseño y producción circular; artesana y formadora. Trabaja en diseño, investigación y desarrollo de producto textil para proyectos con el enfoque puesto en la ética productiva y sostenibilidad. Su trabajo está influenciado por el aprendizaje obtenido de artesanos, partiendo de técnicas tradicionales que se complementan con procesos creativos.
Gracias a la colaboración con agricultores, floristerías y empresas del sector alimentario podemos recolectar los residuos vegetales para replantearnos su funcionalidad. La mayoría de colaboradores en el proceso de investigación son personas de la localidad, huertos llevados por particulares, pequeños agricultores, trabajadores del mercado, jardineros de la zona y algunos restaurantes. A pesar de buscar aprovechar el residuo local hay determinadas materias que sólo se cultivan en otros lugares de la península y por eso también se colabora con empresas con más capacidad de producción que pueden proveernos de cantidades mayores.
COLABORADORES
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Almendrehesa fue creada con el apoyo de la Asociación Alvelal por 20 agricultores que buscaban mejorar su situación y la de su territorio, amenazado por problemas como la desertificación, la despoblación o la pérdida de biodiversidad. Desde Granada comercializan productos procedentes de la agricultura ecológica y regenerativa. De esta colaboración obtenemos el pericarpo de la almendra, que utilizamos como parte del proceso de fijación de la tintura.
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M'agrada es un proyecto familiar con una larga trayectoría en la producción ecológica de granadas en Alicante. Comprometidos con el cultivo ético y responsable con el medio ambiente. Además de cultivar hacen zumo con las granadas que recolectan de sus propios campos. Gracias a ellos conseguimos el color amarillo dorado de las prendas.
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Eromay: es una empresa agrícola familiar ubicada en Valencia y fundada hace más de 70 años. Cultiva, procesa y comercializa cebollas y naranjas. Gracias a su colaboración obtenemos las cáscaras de sus cebollas con las que teñimos de tonos verdes y naranjas.
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Consuay es un negocio familiar, productores de cebolla desde el cultivo hasta la comercialización. Desde Valencia nos envían las cáscaras de cebolla de las que extraemos los tintes que dan colores naranjas y verdes.
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Amarelante: Esta sociedad cooperativa gallega nace con el objetivo de recuperar los terrenos de castaños abandonados y reactivar la producción de castañas en Ourense. Además del cultivo de castañas ecológicas, elaboran harina y bica de castaña. De los erizos de castaña caídos en sus terrenos vamos a extraer los pigmentos que tiñen de marrón-castaño las prendas.
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Aguacate de Málaga: En colaboración con esta empresa que cultiva y procesa aguacate, recuperamos los restos que suelen ser deshechados, no aptos para consumo. A partir de estos residuos, posteriormente clasificados, limpiados y conservados, obtenemos tonos rosas y granates.
- Nahikare Oneca y Agustín Bobo (Enanei) son los fotógrafos que han documentado la esencia de Materia Botánica. Su mirada ha capturado de forma real e íntima a las personas y el hábitat que rodean este proyecto en la Galicia rural. Las ovejas, las plantas, el trabajo en la huerta, nuestros vecinos y otros habitantes de la aldea están retratados en este mágico documental fotográfico.